Aprendiendo a regalar ilusión

“Es algo nuevo” dice con entusiasmo María Migañón, trabajadora del CEMJ El Laurel, al relatar la experiencia de conocer cómo la magia consigue motivar a jóvenes en riesgo de exclusión social.

Durante tres semanas, nuestro mago solidario, Carlos Adriano, pone la chistera mágica a una decena de adolescentes que se convertirán en aprendices de mago. Los trabajadores del centro nos cuentan que los chicos acuden al taller “muy interesados por el tema de la magia”.

Al finalizar la primera sesión del taller, varios jóvenes se han acercado al mago solidario para preguntar por más juegos de magia. Además, “la mayor parte de ellos querían mostrar lo aprendido a sus compañeros”. En tan sólo un par de horas la magia ha conseguido cambiar el estado de ánimo de éstos chicos, “reflejándose en el resto del día”. ¡Y es que la magia va más allá del ilusionismo!

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